Sunday, November 27, 2005

TRUMAN CAPOTE, A SANGRE FRIA


El pasado fin de semana Kara Borden, una chiquilla de catorce años, volvió a casa por la madrugada. Los padres la esperaban, molestos. Le pidieron a David Ludwig, el chico de dieciocho años con el que había salido, que no la volviera a ver. La discusión duró una hora. David se fue, y luego volvió con una escopeta y les pegó un tiro al padre y a la madre. Katelyn, la hermana menor de Kara, vio a David matar a su padre; luego corrió a encerrarse en el baño. Allí escucharía el disparo que dio fin con su madre. Poco después, David y Kara desaparecieron. A los dos días, David sería arrestado. La policía dice que Kara no deja de llorar. Todo el mundo coincide en que David era un buen muchacho. Buen estudiante, trabajador, fascinado por las computadoras pero poco interesado en videojuegos violentos. En suma: no tenía el perfil de un posible asesino.
En la historia de Kara y David se encuentran todos los ingredientes para una gran novela. Quizás hoy, sin embargo, el novelista que intentara escribirla no seguiría la conocida ruta de usar hechos reales como punto de partida para la imaginación. Hoy es cada vez más probable que el novelista decida dedicar un par de años a hablar con familiares y amigos de Kara y David, con policías y habitantes del pequeño pueblo de Lititz, Pennsylvania, donde ocurrió la tragedia. Si lo hiciera, deberá agradecérselo a Truman Capote, que, hacia fines de 1959, leyó en el New York Times acerca del asesinato a mansalva de las esposos Clutter y sus dos hijos en Holcomb, Texas, y tuvo una epifanía: ese “asesinato múltiple y sus consecuencias” sería el tema de su próximo libro. Ya conocemos el resultado: la publicación, en 1965, de su obra maestra, A sangre fría.
Truman Capote está hoy en todas partes. Capote, una película que es una suerte de “making of” de A sangre fría, acaba de estrenarse –con una excelente actuación de Philip Seymour Hoffman y Catherine Keener--, y nos convence de que el título de la novela debería, en realidad, leerse en dos sentidos: la sangre fría la tienen los asesinos, pero también Capote, tan interesado en la amistad de Perry y Smith como en su ejecución una vez que ya no los necesita y quiere un final para su obra. En unos meses se estrena otra película, Infame (con Toby Jones y Sandra Bullock en los papeles de Capote y Harper Lee). Hace poco se publicaron los Cuentos completos, y semanas atrás la tan bien escrita como anodina Summer Crossing, novela que Capote comenzaría a escribir a los diecinueve años y que luego abandonaría para escribir su primera gran obra, Otras voces, otros ámbitos. También hay novedades en la novela gráfica: Capote in Kansas, de Ande Parkes y Chris Samnee.
Hay varias razones para entender la sorprendente ubicuidad de Truman Capote hoy. Una de ellas tiene que ver con el hecho de que el género que él inventó, la “novela de no ficción”, es cada vez más importante. En la segunda mitad del siglo XIX, un escritor norteamericano llamado Edgar Allan Poe soñó buena parte de la literatura del siglo XX al inventar el género policial y el género del horror. Se puede, arriesgando un poco, argumentar lo mismo acerca de la importancia de Capote: en la segunda mitad del siglo XX soñó buena parte de la literatura del siglo XXI al inventar la “novela de no ficción”. Por supuesto, el siglo XXI recién comienza y es inútil especular qué caminos tomará su literatura. Las tendencias, sin embargo, indican que, sea cual fuera el camino que tome, uno de ellos tendrá a A sangre fría como punto de partida. En Capote, el escritor le dice a su editor en el New Yorker, William Shawn, que a partir de ese libro los lectores lo verían de otra manera. Shawn le responde que a partir de ese libro se escribiría de otra manera. ¿Algo exagerado? Cuatro décadas después, no tanto. La “novela de no ficción” es un gran subgénero de la cada vez más respetada y diversa “literatura sin ficción”. En la literatura contemporánea en español, la mejor novela de Ignacio Martínez de Pisón es Enterrar a los muertos, una obra “sin ficción”, y no es casualidad que el gran Rodolfo Walsh de Operación Masacre sea un escritor cada vez más relevante. Entre paréntesis: hubo muy buena literatura sin ficción antes de Capote, pero A sangre fría marca un antes y un después. Y está claro que la “no ficción” absoluta es imposible: siempre se cuela por allí, incapaz de dejar que prescindamos de ella del todo, la ficción (por ejemplo: hubo varios detectives que se ocuparon del caso Clutter, pero, en A sangre fría, en procura de darle mayor claridad narrativa al libro, Capote sólo se ocupa de Alvin Dewey).
Hay otras razones para entender la importancia de Capote hoy. Por ahora, menciono una más: A sangre fría es uno de los libros que explora de manera más profunda y abarcadora el lugar que ocupa la violencia en la sociedad norteamericana. Éste tema ha atareado últimamente a grandes directores (Lars von Trier en Dogville, David Cronemberg en Una historia de violencia) y escritores (Cormac McCarthy en No Country for Old Men). Todos ellos tienen algo que decir, pero ninguno roza la grandeza de A sangre fría. Por eso, cuando uno lee en los periódicos sobre el asesinato de los padres de Kara Borden y sobre el adolescente asesino David Ludwig en un pueblito de Pennsylvania, se pregunta cuál será el próximo hecho violento que hará olvidar a Kara y sus padres y David, o si estos personajes de un drama harto familiar en los Estados Unidos encontrarán por ahí a su Capote, alguien que sea capaz de condensar en la historia de sus vidas y sus muertes la tragedia de un gran país signado por la violencia.

(La ilustración ha sido tomada de salon.com)

11 Comments:

At 5:16 AM , Blogger Miguel Lundin Peredo said...

Capote es un gran narrador, se puede decir que su novela In Cool Blood es una gran cronica periodistica de los años 50 y que Garcia Marquez se inspiro en esa novela para redactar "Cronica de una muerte anunciada", que narra el asesinato de Santiago Nasar. Ambas corresponden al genero Non fiction. Ambas cuentan el desarollo de un homicidio, muchas similitudes que demuestran que cualquier obra clasica puede ser la inspiración de otra gran obra ambientada en este siglo.

 
At 5:56 PM , Blogger Edmundo Paz Soldán said...

ahora estoy escribiendo una novela muy basada en la realidad, sobre un asesino múltiple a media hora de Ithaca... pero no creo llegar a la non-fiction total.

 
At 11:01 AM , Blogger Martín Palma Melena said...

Creo que hoy en día hacen falta más autores como Truman Capote. Masacres como la de la escuela Columbine, por ejemplo, bien daría material para una aguda radiografía de la sociedad norteamericana, en la que algo debe estar pasando para que surjan estos “Serial Killers” tan jóvenes…

Saludos

 
At 11:47 AM , Blogger Miguel Lundin Peredo said...

En esa nueva novela que explora el mundo de los asesinos multiples, incluyes esa inquietud constante en tu proyecto narrativo?,el impacto de la tecnologia en nuestras vidas, o has decidido escribir una obra de tradicción clasico, es decir una obra estilo
Red dragon de Thomas Harris.

 
At 4:03 PM , Blogger Unknown said...

La no ficción como tal no existe, en la medida que existen escritores, existen formas de aprehender (con h) la realidad y en ese camino pues sin duda cae un resto real al vacío que el escritor reemplaza con su experiencia. La no ficción en literatura es simplemente absurda, es trasladar el paradigma positivista de la cultura americana, en la que el sujeto puede interpretar la realidad exactamente, no hay sin duda cosa más falsa.
Para mi la no ficción de Capote, es la ficción más exquisita, en el maquillaje sútil de la realidad en hacer creer al lector pragmático que esta asistiendo a un reality show en las paginas de un libro. ES sin duda un arte más complejo separarse de la ficcion.
Al final de cuentas que cosa es un escritor si no un gran mentiroso?? o me pueden negar que el Mono de la rue morgue, no era un delicioso personaje fruto de Poe y su forma de blandir la gillete no era poco menos que real y a la vez tan falsa?
Viva Capote, personalmente me encanta. Gracias Edmundo por compartir lo tuyo...

 
At 6:47 PM , Blogger Edmundo Paz Soldán said...

no, el mundo de los asesinos múltiples será más bien low tech

 
At 4:47 AM , Blogger Unknown said...

Si y no...Low Tech en todo caso buena definición...

 
At 7:14 PM , Blogger Daniel Salas said...

Hola, Edmundo:

Excelente post.

Es interesante reflexionar sobre el aporte de Capote que sigue un procedimiento que ahora damos por sentado. Pero no me queda claro si hay una diferencia entre la crónica y la novela de no ficción.

 
At 11:54 AM , Blogger fidelio said...

Regale este libro en un tipico "amigo secreto" en la oficina hace unos años.
Por suerte ya no sigo trabajando alla, porque por azar del destino me toco regalarle el libro al director general.
Creo que se lo tomo con calma.

Pero soy un reincidente, y este año regale el DVD de Breakfast at Tiffany's a una persona que probablemente no se lo merecia.

Espero que la tercera sea la vencida y vaya a dar donde realmente corresponde: al negro corazon de alguien que me desintegre con una palabra y dos silencios.

 
At 8:14 AM , Blogger Edmundo Paz Soldán said...

hola daniel, gracias
te tengo que linkear
yo creo que hay una diferencia. La crónica me parece que es, al igual que la "non fiction novel", una suerte de subgénero de la "literatura sin ficción". Este territorio ha crecido tanto que me parece que es hora de que alguien se anime a hacer una tipología que nos clarifique un poco el panorama.

 
At 12:01 PM , Blogger Rafa said...

a mí me aburrió a sangre fría, fue una decepción grande. capote tiene libros mejores pero prefiero a carver y auster

 

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